Thursday, March 16, 2006

JOAN MANUEL SERRAT


Hoy me emocioné leyendo la crónica de Juan Cruz en “El País” dedicada a Joan Manuel Serrat con motivo de su investidura doctoral en la Complutense.. No había para menos.
Pasemos a “El País” de cuya crónica me permito resumir y recortar:
“Serrat entró en el Paraninfo vestido de azul celeste ("azul Galicia", diría él), con la toga de su doctorado, entre sus padrinos, avanzando como un defensa central, mirando a un lado y al otro, asustado al principio, distendido después. Aplaudió al coro universitario que entonó Aquellas pequeñas cosas, y después de ese momento emocionante de la ceremonia ya se hizo dueño del auditorio.”
“Feliz, subió luego al estrado, revestido ya de los atributos de doctor. E hizo de la ocasión un momento serratiano: improvisó chistes (sonó un móvil y aconsejó: "Cógelo, puede ser un ser querido, o alguien de la familia"), desgranó sus agradecimientos con muchos guiños personales, y parecía que era doctor desde hacía mucho tiempo. De hecho, lo es ya por cuatro universidades más, en México, en Argentina..., pero por primera vez pasaba el examen en una universidad española.”
“ Berzosa recordó la historia de defensa de la libertad de este centro, y en ese marco la figura y la historia de Serrat encajaron como los guantes blancos que formaban parte de los atributos doctorales... Serrat citó enseguida a Rafael Azcona, su amigo, que le estaba escuchando. El guionista había dicho que los premios deben ser secretos "y estar fuertemente dotados", pero este premio de la Complutense tenía para un culé como él un atractivo que vale muchísimo más que el dinero: "¡Ya saben ustedes lo que supone para un catalán ganar en Madrid!". “
“Fue un discurso muy serio (reivindicó las raíces culturales de su bilingüismo, y tanto él como Berzosa rindieron homenaje a la cultura catalana), pero sólo le faltó cantar para hacer que el auditorio se sintiera en uno de sus recitales.”
“Serrat orientó su lección magistral como un ejercicio de agradecimiento. "Aprendí este oficio de otros". Divulgó a los grandes poetas, "porque me conmovieron y me motivaron", y lo hizo con materiales que ya habían explorado otros, como Paco Ibáñez, o como Raimon, o como Alberto Cortez...”
“Tanto en la laudatio del profesor Casares como en el discurso del rector, Antonio Machado (como Mario Benedetti, como Miguel Hernández) fue protagonista de la historia de Serrat, y el doctor honoris causa relató una de las grandes satisfacciones que le produjo su trabajo sobre el poeta de Soledades: "Fue cuando el Gremio de Editores de Madrid me envió una carta agradeciéndome que hubiera contribuido a que se movieran las ventas de Machado gracias, según ellos, a mis discos". Y recordó algo que había escrito en los años setenta Xavier Regàs, promotor teatral, padre de Rosa Regàs, que ayer estaba oyéndole: "Dijo que entonces un hombre culto era aquel que había oído hablar de Machado antes de que yo le hubiera puesto música". “
“La contribución de Serrat a la normalización del catalán fue algo muy serio. Fue una de las razones que esgrimió la universidad para doctorarle, estuvo en los discursos de bienvenida y tuvo este párrafo en la lección del cantante: "El catalán ha estado en una situación difícil por aquellos que practicaron o practican la intolerancia y el rencor; para mí siempre fue normal, como que crezcan las uñas... Nunca pensé dejar de cantar en catalán; la lengua donde siempre me sentiré más cómodo es en aquella en que me prohíban cantar". Antonio Machín le ayudó a hacer esta metáfora: "Cómo se pueden querer dos idiomas a la vez y no estar loco". “
“Serrat reivindicó la vida, "el realismo de soñar en un futuro en que la vida sea mejor". Canta para expresarse, para defender la felicidad propia y para darla, aunque advirtió de que muchos de esos enamoramientos que ya duran décadas (o que no duran!) "no son culpa mía, sino de los atardeceres en que se escucharon mis canciones". “
“ El ex presidente Felipe González estaba en primera fila; en esa misma fila, también, la esposa del presidente Zapatero, Sonsoles Espinosa, que estaba con Yuta Tiffón, la mujer de Serrat; estaban con ellos el presidente del Congreso, Manuel Marín, y la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. Si uno recorría esas filas que le aplaudieron al llegar, al recibir los atributos de doctor y al irse estaría haciendo (como sugería Peridis) la geografía humana de una generación: Ana Belén y Víctor Manuel, Santiago Carrillo, Juan Barranco, Manuel Vicent, José Manuel Caballero Bonald, Nicolás Redondo, Rosa León, Francisco Frutos, Trinidad Jiménez, Inés Sabanés, el ministro Montilla, Joan Lerma, Almudena Grandes, Forges, Teddy Bautista, José Luis García Sánchez...”
“ nunca lo había visto rodeado de tanta gente importante..."

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