LIBANO 2 CONDENAS Y DEPLORAS

La ONU y el Primer Ministro Británico "deploran" la pérdida de vidas inocentes. El Presidente de Egipto califica los bombardeos de "irresponsables". El M. del E. español expresa "consternación" y "condena" y Condolezza Rice está "profundamente entristecida". Pero todos estos llamamientos no sirven para quién tenga que actuar actue. Condolezza pidió también "mas cuidado", lo cual no sabemos que significa. El error parece ser que ha sido matar a 57 civiles de un golpe, pero no importa si se matan 900 poco a poco. Vease: Jordi Raid, El Espejismo Humanitario" (1)(www.jordi-raid.com) Todos deploran y condenan, pero las bombas siguen cayendo mientras un alcalde israelí dice creer que "Dios está con nosotros" y un extremista libanés dice que no, porque Dios está con él. Por si fuera poco, el partido en gran parte responsable de la situación, se llama "de Dios". Dios debe estar estos días muy ocupado. De pequeño me enseñaban el Catecismo y me advertían que su nombre no se debía pronunciar en vano, so pena de no entrar en el Reino de los Cielos.

Nota:
Condeno la manera y la forma que en la red se está haciendo uso de fotografías terribles. Es una presentación powerpoint que incita al racismo y a la xenofobia. Mi contestación ha sido: No. No lo pasaré. En este sentido, recomiendo la lectura de los blogs, de lado y lado, que publica BBC News. Y que cada cual saque sus propias deducciones.

(1) Copiado de la web del autor:
Escrito en primera persona, este libro recoge las experiencias y reflexiones del autor durante 20 años de trabajo con distintas organizaciones humanitarias en una larga lista de guerras hambrunas y epidemias por todo el planeta. Anécdota, ensayo sociológico, tristeza y humor sirven para explorar los dilemas políticos, éticos y morales de la solidaridad y las relaciones del humanitario con aquellos que le rodean: víctimas egoístas, políticos sin escrúpulos, periodistas susceptibles, militares fanáticos... Provocador y lúcido, el autor despoja a la ayuda humanitaria de su inmerecida y perjudicial aura de santidad para humanizarla y hacerla más comprensible.