Friday, October 10, 2008

LOS GIRASOLES CIEGOS

“-Que alguien quiera matarme no por lo que he hecho, sino por lo que pienso…y, lo que es peor, si quiero pensar lo que pienso, tendré que desear que muera otros por lo que piensan ellos. Yo no quiero que nuestros hijos tengan que matar o morir por lo que piensan.”
Ricardo a su esposa Elena, pagina 129, Vigésima segunda edición.
Editorial Anagrama, Barcelona, 2008



Magnífica sorpresa la lectura de este libro editado por Anagrama.
Lástima que su autor, Alberto Méndez, muriera once meses después de estar publicada su obra y no pudo disfrutar el éxito que está teniendo y en especial el hecho de que ha sido llevada al cine. Su lectura me la recomendó el joven y talentoso escritor, ensayista y poeta Rubén García Cebollero.
De esta obra ya se han hecho veintidós ediciones. Recibió los Premios de la Crítica y el Nacional de Narrativa. Es un una obra que recomiendo sinceramente y que hará reflexionar a muchas personas en un momento que tanto se está hablando de la memoria histórica Leo en una crónica que Alberto Méndez Borra nació en Roma en 1941. En el libro dice que nació en Madrid. No importa. Su padre, el poeta y traductor, José Méndez Herrera, trabajaba en la ciudad italiana para la FAO. Si se dice en el libro que estudió el bachillerato en Roma y que se licenció en Filosofía y Letras, en la Complutense. Leo también que Alberto Méndez era un hombre de izquierdas que militó en el Partido Comunista hasta 1982 y que en su lucha contra el franquismo creó la editorial “Ciencia Nueva” que clausuró Manuel Fraga Iribarne en su época de ministro de la dictadura franquista.
Unos dirán que es un texto más sobre la Guerra Civil Española. Otros nos dirán que se lectura nos hará reflexionar sobre la “reconciliación”. Pero un libro como Los girasoles ciegos tiene algo de especial, no es una novela más, y si algo hace es hacernos reflexionar.
Soy un simple lector y lo único que puedo decir es que este libro es dramático y desolador pero tiene una composición literaria de extraordinaria belleza que sabe herir nuestra sensibilidad y conmover a cualquier lector. Yo diría además que no es un libro más sino un libro necesario. Sí es un libro sobre la memoria histórica. Un libro a favor de la paz que nos hace recordar esa época en que se nos obligaba a cantar el cara el sol y en la cual la guardia civil pasaba de vez en cuando por la casa para recabar la fotografía actualizada de mi padre. Un izquierdista del corazón. Me recordó también al joven cura "triunfalista", recién terminada la guerra que mi llamó "rojillo" frente a la Iglesia de mi pueblo.

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