UNA NOCHE PARA LA PAZ
Todos los veranos en el Castell de Peralada (Girona) se celebra un Festival de Música que reúne a importantes figuras internacionales. Este año se celebró una velada dedicada a Beethoven, que tuvo un significado extraordinario: estaba consagrada a la paz.
El director Daniel Barenboim dirigió hace un par de días a la West-Eastern Divan Orchestra en un concierto excepcional acompañado por las voces del Orfeón Donostiarra. Lo más significativo es que en el programa del concierto se incluyó una declaración firmada por la orquesta en la que ponía su música al servicio de la paz. La West-Eastern Divan es un proyecto humanitario con dos ideas políticas claras: "No existe una solución militar al conflicto palestino-israelí" y "los destinos de los pueblos palestino e israelí están inexorablemente unidos; tiene que coexistir juntos en una misma tierra", "en claro contraste con la crueldad y el salvajismo que niega a tantos civiles inocentela posibilidad de continuar viviendo, realizando sus metas y sueños".
Bellas palabras que la orquesta hace realidad al reunir a jóvenes israelíes y palestinos que comparten escenario con músicos de otros países árabes.
Al terminar la Novena Sinfonía de Beethoven, nos dice la prensa, el público estalló en aplausos y los primeros en ponerse en pie fueron los ocupantes del palco presidencial, donde había muchas caras conocidas del mundo de la política.
El director Daniel Barenboim dirigió hace un par de días a la West-Eastern Divan Orchestra en un concierto excepcional acompañado por las voces del Orfeón Donostiarra. Lo más significativo es que en el programa del concierto se incluyó una declaración firmada por la orquesta en la que ponía su música al servicio de la paz. La West-Eastern Divan es un proyecto humanitario con dos ideas políticas claras: "No existe una solución militar al conflicto palestino-israelí" y "los destinos de los pueblos palestino e israelí están inexorablemente unidos; tiene que coexistir juntos en una misma tierra", "en claro contraste con la crueldad y el salvajismo que niega a tantos civiles inocentela posibilidad de continuar viviendo, realizando sus metas y sueños".
Bellas palabras que la orquesta hace realidad al reunir a jóvenes israelíes y palestinos que comparten escenario con músicos de otros países árabes.
Al terminar la Novena Sinfonía de Beethoven, nos dice la prensa, el público estalló en aplausos y los primeros en ponerse en pie fueron los ocupantes del palco presidencial, donde había muchas caras conocidas del mundo de la política.
1 Comments:
Buen post, Pedro.
Gracias por traernos estas noticias, y gracias por hacerme sentir orgulloso de otro argentino, Daniel Barenboim, al frente de la orquesta West-Eastern Divan.
La presencia de palestinos e israelíes sobre el escenario es un testimonio emocionante del modelo que muchos deseamos para esas naciones.
No será posible extender ese modelo de convivencia en un escenario a un terreno más general a través de la educación?
Solo los músicos pueden aprender a convivir?
Si varias generaciones de israelíes y palestinos se educaran a través de la tecnología, compartiendo contenidos neutrales que cimentaran un proceso de aprendizaje común, no sería más difícil que luego se enfrentaran en un campo de batalla?
Concuerdo en que la idea puede parecer una quijotada, pero no creo que los caminos que estamos explorando actualmente sean mucho más viables.
Una iniciativa educativa generaría una base de apoyo mucho más dispersa y por lo tanto más neutral. Me parece mucho mejor que dejar estos asuntos en manos de Bush, Cheney o Condoleza Rice.
Y si le llevamos la idea a Barenboim? Alguien sabe como contactarlo?...
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