EL DILEMA: Obama o MacCAIN
Si los ciudadanos a quienes afectan, indudablemente, lo que pasa en EEUU, nos dieran la opción de votar, creo que no existirían dudas sobre quien sería el ganador. Me permito extraer unas líneas donde se reflejan ambas personalidades:
"El 4 de noviembre los estadounidenses elegirán a su nuevo presidente. Se les ofrece una verdadera alternativa, pues deberán elegir entre dos personajes muy distintos, John McCain en el caso de los republicanos, y Barack Obama en el de los demócratas. Figuras que no se diferencian únicamente por su filiación política, su generación o su color de piel. Poseen igualmente una visión muy distinta de las relaciones que Estados Unidos debe mantener con el resto del mundo. Ambos parten, sin duda, del principio de que Washington debe restablecer una imagen que se ha visto notablemente degradada a lo largo de las dos presidencias de Bush. Pero los remedios que proponen son totalmente opuestos. Barack Obama, una de las escasas personalidades estadounidenses que se opusieron a la guerra de Iraq antes de su desencadenamiento, aboga por una retirada rápida de las tropas de ese avispero, donde sólo quiere dejar apostada una fuerza residual. Obama juzga que el mantenimiento de una masiva presencia militar estadounidense da pie a los iraquíes a descuidar sus problemas internos. Ex prisionero de guerra en Vietnam, John McCain se ha manifestado contra el empleo de la tortura y a favor del respeto de las convenciones de Ginebra. Pero su oposición a Bush sobre el particular no implica que vaya a cambiar radicalmente de política exterior. El candidato republicano ha dicho que Estados Unidos permanecería cien años en Iraq si es menester. No sólo es contrario a una retirada de Iraq, sino que incluso es favorable a un refuerzo de la presencia militar estadounidense para ganar definitivamente la guerra. McCain, miembro de una generación traumatizada por la guerra de Vietnam, no quiere otra capitulación. Es partidario de una potencia estadounidense basada en la fuerza militar. Piensa aumentar el presupuesto, que ya representa el 50% del gasto militar mundial. Respalda una alianza de las democracias que, dado el caso, podría actuar militarmente sin las ataduras de las Naciones Unidas, donde rusos y chinos tienen derecho de veto. Es partidario de una opción militar contra Irán (incluso ha tarareado en televisión "bombardead, bombardead Irán", según la melodía de los Beach Boys). Pretende combatir el extremismo musulmán, que a su juicio es el enemigo principal de Estados Unidos, principalmente por medios militares. McCain no es un neoconservador, sino más bien un jacksoniano en alusión a los métodos enérgicos y expeditivos del presidente Andrew Jackson (1829-1837). No pretende exportar la democracia, sino simplemente reafirmar los intereses de Washington, incluso por la fuerza. No dudará en impulsar una política internacional invocando la potencia estadounidense. Suele elogiarse la experiencia de Mc-Cain, pero ello no significa que no se puedan cometer errores de bulto; como por ejemplo el de hace unas semanas cuando declaró que Irán instruye a Al Qaeda en Iraq, añadiendo que el país chií instruía a un grupo terrorista suní. John McCain tampoco quiere renunciar al principio de guerra preventiva reverenciado - con los conocidos éxitos- por George W. Bush. En cuanto a Barack Obama, si bien no excluye el principio de la opción militar contra Irán, se dice presto a dialogar con el régimen de Teherán. Desmarcándose no sólo de la política de George W. Bush, sino también del programa de Hillary Clinton, considera que no deben existir tabúes consistentes en una negativa a dialogar con posibles adversarios. Obama juzga que es menester estimular a los iraníes a obrar de manera distinta. El rechazo del diálogo, según él, ha reforzado a los extremistas como Ahmadineyad. Piensa además que la prioridad estratégica de Washington se sitúa en Pakistán y Afganistán, donde se libra la guerra contra Al Qaeda. Barack Obama es poseedor de una visión del mundo en profunda mutación, donde el empleo de la fuerza no sólo no soluciona todos los problemas sino que por el contrario, en ocasiones, puede agravarlos. Está convencido de que Estados Unidos debe esforzarse más en sacar partido de su poder de atracción que de su fuerza de constricción. Ambos candidatos, en cambio, se han declarado amigos de Israel, cuya seguridad consideran cuestión preferente. Rechazan el principio de negociación con Hamas mientras esta organización no reconozca a Israel. Las simpatías de Israel se inclinan claramente a favor de McCain; Tel Aviv teme que Obama se muestre demasiado reticente al uso de la fuerza. Si resultara elegido, Obama no podría indudablemente impulsar una política tan multilateralista como quisiera. Debería afrontar la oposición del Congreso y de los grupos de presión. McCain, por su parte, será más libre de aplicar su programa. Lo que no resulta tranquilizador, todo lo contrario. "
P. BONIFACE, director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas
"El 4 de noviembre los estadounidenses elegirán a su nuevo presidente. Se les ofrece una verdadera alternativa, pues deberán elegir entre dos personajes muy distintos, John McCain en el caso de los republicanos, y Barack Obama en el de los demócratas. Figuras que no se diferencian únicamente por su filiación política, su generación o su color de piel. Poseen igualmente una visión muy distinta de las relaciones que Estados Unidos debe mantener con el resto del mundo. Ambos parten, sin duda, del principio de que Washington debe restablecer una imagen que se ha visto notablemente degradada a lo largo de las dos presidencias de Bush. Pero los remedios que proponen son totalmente opuestos. Barack Obama, una de las escasas personalidades estadounidenses que se opusieron a la guerra de Iraq antes de su desencadenamiento, aboga por una retirada rápida de las tropas de ese avispero, donde sólo quiere dejar apostada una fuerza residual. Obama juzga que el mantenimiento de una masiva presencia militar estadounidense da pie a los iraquíes a descuidar sus problemas internos. Ex prisionero de guerra en Vietnam, John McCain se ha manifestado contra el empleo de la tortura y a favor del respeto de las convenciones de Ginebra. Pero su oposición a Bush sobre el particular no implica que vaya a cambiar radicalmente de política exterior. El candidato republicano ha dicho que Estados Unidos permanecería cien años en Iraq si es menester. No sólo es contrario a una retirada de Iraq, sino que incluso es favorable a un refuerzo de la presencia militar estadounidense para ganar definitivamente la guerra. McCain, miembro de una generación traumatizada por la guerra de Vietnam, no quiere otra capitulación. Es partidario de una potencia estadounidense basada en la fuerza militar. Piensa aumentar el presupuesto, que ya representa el 50% del gasto militar mundial. Respalda una alianza de las democracias que, dado el caso, podría actuar militarmente sin las ataduras de las Naciones Unidas, donde rusos y chinos tienen derecho de veto. Es partidario de una opción militar contra Irán (incluso ha tarareado en televisión "bombardead, bombardead Irán", según la melodía de los Beach Boys). Pretende combatir el extremismo musulmán, que a su juicio es el enemigo principal de Estados Unidos, principalmente por medios militares. McCain no es un neoconservador, sino más bien un jacksoniano en alusión a los métodos enérgicos y expeditivos del presidente Andrew Jackson (1829-1837). No pretende exportar la democracia, sino simplemente reafirmar los intereses de Washington, incluso por la fuerza. No dudará en impulsar una política internacional invocando la potencia estadounidense. Suele elogiarse la experiencia de Mc-Cain, pero ello no significa que no se puedan cometer errores de bulto; como por ejemplo el de hace unas semanas cuando declaró que Irán instruye a Al Qaeda en Iraq, añadiendo que el país chií instruía a un grupo terrorista suní. John McCain tampoco quiere renunciar al principio de guerra preventiva reverenciado - con los conocidos éxitos- por George W. Bush. En cuanto a Barack Obama, si bien no excluye el principio de la opción militar contra Irán, se dice presto a dialogar con el régimen de Teherán. Desmarcándose no sólo de la política de George W. Bush, sino también del programa de Hillary Clinton, considera que no deben existir tabúes consistentes en una negativa a dialogar con posibles adversarios. Obama juzga que es menester estimular a los iraníes a obrar de manera distinta. El rechazo del diálogo, según él, ha reforzado a los extremistas como Ahmadineyad. Piensa además que la prioridad estratégica de Washington se sitúa en Pakistán y Afganistán, donde se libra la guerra contra Al Qaeda. Barack Obama es poseedor de una visión del mundo en profunda mutación, donde el empleo de la fuerza no sólo no soluciona todos los problemas sino que por el contrario, en ocasiones, puede agravarlos. Está convencido de que Estados Unidos debe esforzarse más en sacar partido de su poder de atracción que de su fuerza de constricción. Ambos candidatos, en cambio, se han declarado amigos de Israel, cuya seguridad consideran cuestión preferente. Rechazan el principio de negociación con Hamas mientras esta organización no reconozca a Israel. Las simpatías de Israel se inclinan claramente a favor de McCain; Tel Aviv teme que Obama se muestre demasiado reticente al uso de la fuerza. Si resultara elegido, Obama no podría indudablemente impulsar una política tan multilateralista como quisiera. Debería afrontar la oposición del Congreso y de los grupos de presión. McCain, por su parte, será más libre de aplicar su programa. Lo que no resulta tranquilizador, todo lo contrario. "
P. BONIFACE, director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas
1 Comments:
Habría preferido a Hillary, pero en su ausencia, prefiero a Obama
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