Wednesday, May 07, 2008

ITALIA UNA DERECHA MUY CERCANA O CARTAS CON RESPUESTA

(Del suplemento IL VENERDI di Repubblica, 1º de Mayo 2008)

Lorisa una “regazza” de 19 años se siente muy afligida y confiesa que tiene ganas de llorar cuando escucha el griterío exultante del “Forzaitaliati” regocijándose por los resultados. Los ciudadanos italianos, dice, han dejado de pensar cuando han ido a votar o cuando se han quedado en casa delegando su destino en personas que lo transformarán en un infierno. Estoy enfadada porque no he podido votar, estoy enfadada de cómo marchan las cosas, estoy enfadada (arrabiatta) por esta nueva generación que chilla y vocifera y con la cual no me siento mínimamente integrada.
No puedo creer que estos jóvenes lo hayan olvidado todo. Han olvidado lo que hicieron los partisanos durante la resistencia. Los que murieron asesinados durante la guerra civil española. Han olvidado lo que nos enseñaron los grandes artistas con sus obras, artistas como De Filippo, De André, Visconti, Samarugo. Después me calmo y me digo que tal vez estas cosas no las conocieron nunca y me respondo que la difusión del conocimiento quizás los hubiese salvado.

El periodista (Di Michelle Serra) responde:

Cara Lorisa: Te agradezco afectuosamente tu carta. Es generosa y apasionada. Revela un sentimiento de angustia no muy común en nuestro país. Un sentimiento que comparten millones de italianos (derrotados). Yo me incluyo. Pero debemos sobreponernos por dos buenos motivos: Primero porque no debemos ser tan presuntuosos creyendo haberlo entendido todo mientras los “otros” no han entendido nada. Dentro del voto existe una forma de “acomodo”, una forma de ser que es tremendamente real, hecha de la carne y de la vida, de los que han votado a la derecha, convencidos que están defendiendo sus propios intereses, no todos mezquinos, no todos inconfesables. Pienso en especial en los débiles, apostaría, menos informados que el término medio, y que viven con profundo miedo los trastornos de la sociedad global, las corrientes inmigratorias, y el empobrecimiento. Como personas, como ciudadanos y como una parte política no debemos enfrentarnos a esta mitad abundante de italianos con vehemencia o, peor, con desprecio. Debemos ser firmes en mantener nuestros principios, admitir los errores de unos y de otros, y sobretodo mantener la paciencia, la fuerza civil del enfrentamiento, hablar y si es necesario, litigar. No quiero correr el riesgo de pensar en un futuro ligado a una Italia forzada, a una “Italia partida por la mitad” (Italia dimezzata) donde todos los que piensan como yo mantienen distanciada a la otra mitad del país. Tengo necesidad de sentirme parte de una comunidad, no de una casta de iluminados.
El segundo motivo es estrictamente político. La mayor parte de las generaciones que nos han precedido han hecho frente a tragedias históricas inenarrables. Los que luchaban por la democracia, los que dirigían la cultura y el conocimiento casi siempre fueron minorías. El nivel cultural de la masa no ha sido alto y sobretodo no hemos tenido un terreno fácil para la difusión de los bienes preciosos, como el libre pensamiento, el espíritu crítico, la racionalidad. Los ideales como la solidaridad y el socialismo han estado siempre en lucha con costumbres temerosas, con las supersticiones religiosas, con el egoísmo miope, y el terror a la novedad. ¿Porque debemos echarnos atrás, resignarnos, maldecir a la “gente que no entiende nada”? Si no lo hago yo que nací hace más de cincuenta años, he perdido una decena de elecciones, he vivido la catástrofe del terrorismo y el colapso de los partidos de la izquierda histórica, ¿Por qué debes tu rendirte que tienes solamente diecinueve años? Te devuelvo el abrazo
.
Traducción: Pedro Baqués.
Me parece una respuesta muy digna y mesurada por parte de este periodista de izquierdas. Solamente una observación. A la pregunta de si Italia está dividida, la respuesta que he obtenido ha sido siempre afirmativa. Dividida económicamente, políticamente y culturalmente, se me ha dicho. Mis conocimientos de esta realidad son escasos, pero creo que vale la pena profundizar en la situación de este país que lo tenemos a la vuelta de la esquina y al cual profesamos un gran cariño.

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