Monday, December 22, 2008

NOS VISITA MABEL LLORCA

 
Posted by Picasa

Sunday, December 07, 2008

CANAIMA



La foto es de mi colección, Pero aquí se trata de presentar unas fotos del fotógrafo Sebastiao Salgado de esa naturaleza única que podemos encontrar en Canaima, Venezuela cuya colección la podrán encontrar en la web bajo el título de Génesis. Mas adelante espero publicar más fotos de esa inmensidad selvática que nos sobrecoge el corazón y nos eleva el alma y que tan bien describe Arthur Conan Doyle en su Mundo Perdido

30/11/2008 Magazine de La Vanguardia
Extracto
Texto de David Dusster
El fotógrafo Sebastião Salgado muestra este mundo insólito en su proyecto Génesis.

Casi mil metros de majestuosa caída, dos grandes chorros paralelos a propulsión que van espumándose, un río vertical que se precipita por la empinada cornisa que sobresale de la selva hasta que caracolea como una cicatriz blanca sobre la ladera verdeada: así luce el Salto del Ángel, la catarata más alta del mundo, que incluso en temporada seca mantiene su incesante flujo de aguas abocadas al vacío. Desde el mirador Lamie, al final de una caminata de un par de horas por el cañón del Diablo, la cortina vaporosa muestra su plenitud, sus 979 metros de abismo, y hace olvidar los esfuerzos de un día remontando las negruzcas aguas del río Carrao y el cauce más lodoso y embravecido del Churún, y de una noche de hamaca al arrullo de la selva. La magnífica visión también distrae la atención de la montaña en forma de mesa donde se fragua, el Auyantepui, uno de los cerros de cima extensa y achatada que remiten directamente a los tiempos jurásicos.

Sólo el agua es capaz de sortear con éxito los barrancos del Auyantepui. Los indios pemón, que todavía siguen poblando la región, llamaban a la catarata Kerekupai-merú, que se podría traducir como el salto del lugar más profundo. Los pemón, pertenecientes al grupo indígena de los caribes, que fueron prácticamente exterminados durante la colonización, también llamaron tepuis a las singulares mesetas elevadas que configuran uno de las paisajes más mágicos e inexplorados del planeta en tierras venezolanas, una región que el escritor Arthur Conan Doyle describió como el mundo perdido, donde imaginaba a dinosaurios gigantes todavía deambulando.
Cada tepui, aislado como una fortaleza aérea durante miles de años, aliviado del sofoco tropical por su altura, ha evolucionado en solitario, creando un mundo particular que descubrir, un refugio de fauna y flora endémicas que han contribuido a que Venezuela sea uno de los países de mayor biodiversidad. Hay centenares de tepuis o cerros de mesa en este paisaje precámbrico de sabana y selva, formado hace unos 2.000 millones de años en el llamado macizo guayanés, que se extiende desde los límites de Colombia, en la cuenca del gran río Orinoco, hasta las actuales fronteras de Venezuela con Brasil y con la Guyana -independiente.