Las "Uvas del Tiempo" es una poesía de Andrés Eloy Blanco, venelozano, conocido en España por haber ganado en Santander el Primer Premio de los Juegos Florales con su poema "Canto a España".
"Las uvas del tiempo" son especialmente recordadas durante la nochevieja, fecha en que como dice el poeta se "colocan las vendas", para olvidarnos del pasado (nunca mejor dicho) y desearnos un feliz porvenir.
No voy a incluir todo el poema, pero sí, las partes que más tocan el corazón. Entiendo que esa Venezuela que retrata ha pasado a mejor vida. El transcurrir del tiempo todo lo cambia pero no por ello dejamos de recordar, como lo hacemos en estos días, la calidez humana que tenían estas fiestas en nuestros propios hogares, rodeados de los abuelos, los padres ausentes (1), los tíos y otros familiares.Andrés Eloy, se definía como "un hombre en busca de un camino...", camino que seguramente encontró si tenemos en cuenta su obra literaria y los galardones recibidos. En 1948 bajo el gobierno de Rómulo Gallegos fue Ministro de Relaciones Exteriores.
Sirvan pues estas líneas para hacernos reflexionar, hacer un alto en el camino, como hacemos todos los años, y frente a un imprevisible 2014, agarrarnos al día a día, mirar el paisaje, escribir y contestar todos los emails, contar las buenas experiencias en el "blog", meditar un poco y recordar los orígenes. Escuchar el crepitar del fuego. Escuchar buena música, terminar las lecturas pendientes y caminar sin prisa.
Ba
(1) En época de posguerra.
LAS UVAS DEL TIEMPO
Madre: esta noche se nos muere un año…
Esta
es la noche en que todos se ponen
en los ojos la venda,
para olvidar que hay alguien cerrando un libro,
para no ver la periódica liquidación de cuentas,
donde van las partidas al Haber de la Muerte,
por lo que viene y por lo que se queda,
porque no lo sufrimos se ha perdido
y lo gozado ayer es una perdida.
¿¡
y no pensamos que se pierde todo!
¡Por eso en esta noche, mientras pasa la fiesta
y en la última uva libo la última gota….
Uvas del Tiempo que mi ser escancia
en el recuerdo de la viña seca,
¡cómo me pierdo, madre, en los caminos
hacia la devoción de tu vereda!
Y en esta algarabía de la ciudad borracha,
donde va mi emoción sin compañera,
mientras los hombres comen las uvas de los meses,
yo me acojo al recuerdo como un niño a una puerta..
Madre, esta noche se nos muere un año;
todos estos señores tienen su madre cerca,
y al lado mío mi tristeza muda
tiene el dolor de una muchacha muerta...
Y vino toda la acidez del mundo
a destilar sus doce gotas trémulas,
cuando cayeron sobre mi silencio
las doce uvas de la Noche Vieja.
